El libro de la semana

Madona con abrigo de piel, de Sabahattin Ali

Esta novela es especial no solo por la historia de amor que desarrolla, sino por el retrato de la sociedad que sucedió a la caída del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial. Raif Efendi pertenece a una familia adinerada turca muy llevada por todos los intereses capitalistas que empiezan a fluir en los años veinte. Toda su infancia y adolescencia han estado marcadas por un tedio vital, que llegada la edad adulta, se manifiesta más abiertamente. Su sensibilidad no es satisfecha por la vulgaridad en la que vive puesto que lo que se espera de él choca con su verdadero deseo de ser verdaderamente libre y elegir su destino, lo que en esa época es muy complicado. Cuando se encuentra en la veintena acude un tiempo a Alemania para aprender más sobre el negocio de su familia y allí es donde vive un acontecimiento que revolverá su existencia para siempre. Este hecho se nos es narrado empleando la técnica del relato marco y enmarcado.

Madona con abrigo de piel | Penguin Libros

La historia principal transcurre en los años cuarenta, cuando Raif Efendi es ya un hombre casado y es un traductor de una empresa de Ankara. Raif se muestra frio y distante con la gente que le rodea, reflejando la abulia y la melancolía por algo que les es desconocido a los que le conocen. Ese «algo» es descubierto un día por el narrador del relato marco, un compañero de trabajo de Raif Efendi. Este, muy enfermo en su casa, le concede el favor al narrador de leer un manuscrito que terminó de escribir en los años treinta sobre su estancia en Alemania en su primera juventud. De esta manera, a través del manuscrito conocemos la historia enmarcada, la cual refleja la lucha entre los deseos y las convenciones sociales que tuvo que vivir el protagonista, además de la diferencia de ver la vida desde la perspectiva oriental y occidental. Raif Efendi es un joven tímido al llegar a Alemania que en su interior busca un ideal. Ese ideal un día se materializa en un cuadro que le conmueve el alma. Se trata de la imagen de una mujer enigmática a la que la prensa bautiza como Madona con abrigo de piel por su semejanza con el cuadro italiano de la Virgen de las arpías. Desde ese momento el protagonista se obsesiona y en su mente solo aparece esa cara, por lo que cuando conoce a la autora del autorretrato no sabe si es sueño o realidad, o quizás una ensoñación fruto de su mente enloquecida por el amor. La mujer es María Puder, una mujer que en los años veinte se dedica al arte: pintar, cantar en un cabaret. Representa el inicio de una liberación femenina que contrasta con el puritanismo del joven turco. Así, ella le propone una amistad, pues repele la posibilidad de tener un hombre que la domine según la idea de las relaciones amorosas convencionales, sobre todo en ese momento. Sin embargo, lejos de rechazar la proposición, Raif lo acepta y se convierten en amigos puesto que este no soportaría la idea de perderla. El problema reside en que la línea que separa la amistad y el amor es tan delgada que, finalmente, María, ante la evidencia de todo el cariño que la profesa su «amigo» turco, confirma radicalmente todo el amor y pasión que siente por él, guardándose su orgullo y soberbia iniciales.

La vida es fruto de las circunstancias, muchas veces derivadas de un azar caprichoso. Una de esas circunstancias puede ser la salud, la enfermedad y la muerte. Así como la declaración de amor de María llega después de su enfermedad pulmonar y los cuidados que le ha brindado Raif, la separación se produce debido a la muerte, aunque no de ninguno de los amantes, sino de un familiar; lo cual refleja esa lucha interna que tiene que lidiar Raif entre permanecer con María o regresar a Turquía. La decisión que tomará marcará su vida, la de María y el fruto de su amor para siempre. Por eso, en esta novela se ve con crudeza como las normas sociales pueden determinar una existencia entera, siendo muy difícil tomar elecciones siguiendo los verdaderos y sinceros deseos de uno mismo.

Esta lucha entre el deseo y realidad también se puede extrapolar a la dimensión social, al verse una Alemania arruinada, que lejos de enfrentar la realidad, satisface sus deseos inmediatos en unos locos años veinte que desembocarán en un deseo de revancha en los años treinta con el ascenso de Hitler al poder. Así, una sociedad deshumanizada carente de valores se situará cara a cara con la la tiranía buscando culpables de ese sentimiento de pobreza no solo material, sino espiritual.

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