Las mujeres de Winchester, de Tracy Chevalier
Una mujer soltera en la Inglaterra de los años treinta es el motivo que da pie al desarrollo de una historia más compleja, en la que se entremezcla el ansia femenina de libertad, a la vez que la reafirmación del deseo biológico de maternidad.
Violet ha perdido a su prometido en la devastadora primera guerra mundial y su destino es el de cuidar a su madre y ver la vida pasar desde la barrera, asistiendo a la fructificación de su familia por parte de su hermano superviviente. Él tiene hijos, familia propia, por lo que se encuentra de alguna manera exento de cuidar de su madre; mientras que Violet está sumida en la obligación moral y social de seguir siendo una especie de niña mayor incapaz de independizarse y tomar sus propias decisiones tal y como las podría tomar un hombre soltero de esa época. Sin embargo, ella no es ninguna niña ni una mujer castrada; se resalta en la novela desde el inicio su necesidad de independencia económica utilizando su cabeza, pero también su deseo de libertad sexual, desafiando los condicionamientos sociales. Para ello, decide no solo tener un trabajo que le proporcione un sueldo, sino una afición: bordar los reclinatorios de la catedral de Winchester. Los bordados se convierten en símbolo de algo que le puede hacer perdurar en el tiempo al artista, al creador, al que engendra la belleza. Las mujeres solteras de esa época parecen sentirse atraídas hacia tal afición, puesto que sus posibilidades de encontrar un marido en una generación marcada pro la posguerra se han visto mermadas y, con ellas, la gestación de hijos. No obstante, la rebelión de Violet destaca por muchos aspectos. Por un lado, deja claro a su familia que no cuidará de su madre por el hecho de ser soltera. Por otro lado, deja claro que la edad (en esa época treinta y ocho años no es lo mismo que hoy en día) no es un impedimento para avanzar en todos los aspectos: tener una afición fructificadora o enamorarse.
Violet conoce a Arthur, un campanero mayor que ella, casado, con el trauma también de la guerra y quien, mediante el tañer de las campanas, también crea un arte en forma de música que le evade de su cotidianidad. Ambos comparten algo más que el simple hecho de ver pasar la vida conformándose con un destino cruel marcado por la política y la guerra. De esta forma, asistimos a ver cómo dos personas diferentes en edad y origen se encuentran para crear algo breve, pero lo suficientemente intenso como para perdurar de tal manera que sus fantasmas puedan ser relegados y apaciguados por una nueva vida.
Por todo ello, se puede observar que esta novela no solo trata sobre la ausencia de libertad de algunas mujeres, sino sobre cómo la guerra influye en las personas, tanto hombres como mujeres y les condiciona a tomar decisiones que pueden marcar una existencia entera.